Te felicito en tu sillón de Rey.
Te felicito por tapar mi rostro en las fotos y ponerte delante de la cámara.
Realmente pensabas que esto inclinaría la balanza a tu favor?
Tu corona es vulnerable, sin nadie que te ayude a sostenerla.
Nunca tuviste fuerzas.
Pero quién soy yo para decírtelo?
Disfrutás dejándome de lado?
Disfrutás el lugar, la etiqueta que me pusiste? Como una especie de venganza...
Una lástima que tu ego se haya arrastrado tanto sólo para llegar hasta acá.
Por un momento pensé que ibas a mantenerte en alto, pero la verdad que conformar a todos siempre fué tu lado fácil.
Te felicito en tu sillón de Rey, pero vos y yo sabemos que sos un rey triste.
El miedo de siempre y tu cabeza que explota.
Es todo lo que siempre vas a tener.
Llegaste a mi vida iluminando todo, rozando todo.
Toda la felicidad que existe, es nueva.
Toda la felicidad que no sabia que existía está acá, todos los días, al lado de la almohada que muerdo cuando estás dentro mio.
La piel.
La piel volviéndose más suave. Todo más despacio, cuando llegás.
Mi grito para de gritar cuando escucha las llaves entrar en la puerta.
De repente, todo no duele tanto, todo es un chiste, una trampa que puedo saltar tan bien.
Y puedo pararme arriba de tus hombros a mirar el mundo alrededor y nada puede lastimarme.
Vos me hiciste fuerte desde la primera vez que me tocaste, vos me hiciste creer en mi desde que me miraste a los ojos y me prometiste que íbamos a estar bien juntos.
Aprendí a volar.
Aprendí a quererme estando sola. Y el camino cada vez es más largo, se atascan todos los proyectos de tanta vida. Pichones de recuerdos como deja vu.
Una excusa arriba de otra para abrazarte en las mañanas.
Madrugadas donde me besás y me hacés nueva.
Amo esas veces que me mirás a los ojos buscando algo que todavía no sé que es. Buscando algo que yo presiento que existe: esta fe en vos, en todo lo que haces, en cada consejo, en cada suspiro de despedida.
Ojala pudiera amarte toda la vida, ojalá que esto nunca duela. que no tengamos que mirar para atrás y escondernos.
Te amo con cada parte oxidada de mi ser, cada parte de mí, olvidada y renacida.
Vos sos lo que me hace ser yo. Vos me revivis. Ojalá esto sea eterno.
Cuando yo me muera lo último que quiero es decir su nombre,
cerrar los ojos y ver como todas las imágenes se mueven una atrás de otra.
Un compás de sensaciones, la chance de bailar otra vez.
Cuando por fin todo pare,
cuando no haga falta abrir los ojos para mirar el mundo,
ya no voy a ser más vulnerable.
Todas las vidas van a estar juntas.
La felicidad de un último instante.
.
Observándote en el pantano en el que estás,
en la mugre resbalándote por detrás,
tu espalda plagada de peso, de torturas mentales.
No mirás hacia los costados, no olvidás , no salís de esa oscuridad.
Cuántas veces vas a repetirte que me dijiste,
que nunca iba a encontrar alguien mejor que vos,
mientras me ves brillar?
Enredaderas subiendo por tus ventana,
asfixiando tus sueños, en el vaivén de los pensamientos.
Y cuando cerrás los ojos y me vés, tragás despacio la rabia?
Realmente no se te atora en la garganta?
Mientras...
Mientras el mundo florece.
Mientras el sol trata de meterse por los lugares más desolados. por los agujeros de la miseria y el olvido, vos ya te rendiste.
Vos tenés tu almohada sobre tu cabeza y no querés correrla para respirar.
Cuánto tiempo te va a llevar aceptar que pueda ser más feliz?
Tus sensaciones como burbujas en agua hirviendo, salpicándolo todo.
Cuántas vidas crees que te merecés?
Cuántas vidas crees que necesitás para poder probar? Probar que tenés razón.
Todavía te molesta que todo lo que hice, no haya sido suficiente?
Tantos años, horas, mundos, besos diluyéndose.
Todavía te molesta que no haya aprendido la lección y sin embargo pueda sonreír?
Era demasiada energía probarte todo lo que era capaz de hacer.
Era demasiado agotador cumplir todas tus expectativas.
Decime.
Cúal es tu lugar favorito para disfrutar tu fracaso?
Hay una tendencia a querer dejar todo como estaba antes.
Una esperanza secreta de esparcir el polvo de los muebles y pasar por la misma puerta de nuevo.
Hay una tendencia a espiar las cajas de recuerdos que escondo debajo de la ropa.
Contemplarlos y probar, si encajo de nuevo en la foto.
Te escapás a veces.
Del sótano dónde te construí un hogar, para que yo pueda vivir el resto de mi vida.
Te metés en mis sueños, sos el abrazo invisible que me rodea mientras cocino, la música que escucho cuando voy pedaleando.
Y por más que cambie la canción, ya lograste que salga de mí, que me pierda, que sea vulnerable.
Por que te hacés fuerte de nuevo?
Que te hace pensar que voy a dejar de ser segura, de saber lo que quiero, de esperar que me beses?
Todo está planeado y no estás invitado.
Cuántos días tengo que contar para creer que empiezo de nuevo?
Cuántos errores tengo que acumular para poder avanzar?
Cuántas veces vas a confundirme? Es hasta que logres que me quede?
O es hasta darnos cuenta que quedarse es estancarse?

Así como caen las hojas,
que parecen que mueren
pero vuelven a nacer
desde la tierra.
Así como el mar ventoso arrastra todo,
y vuelve a traer tesoros
a las orillas.
Así se transformaron nuestras vidas,
a través de caminos andados,
de noches de rodar.
Enlazados a través de emociones,
compartiendo miedos y palabras.
En cada rincón de la casa,
en cada horizonte del campo,
en este otoño de hojas y té.
En los nuevos días que van a venir.
En cada despedida.
Tal vez todo lo que fuimos,
fué una antesala para esta alegría.
Para valorar cada beso,
acumular imágenes, instantes.
Tal vez cada dolor atravesado,
fué sólo un túnel que cruzamos,
para lograr esta paz
de poder amarnos.
La habitación a oscuras.
Camina despacio,
como atravesando un laberinto.
El calor debajo de las sábanas,
presintiendo su mano acercarse.
El comienza a mirarme así,
como antes, como ahora.
Las pupilas apuntando directo al corazón,
los labios abriéndose y abrazándome.
Ni un sonido que atraviese mis oídos.
Dos palabras y cerrar los ojos.
Todo se detiene.