Se va otro día que no tiene ni principio no fin. Cómo todos los días que pasan últimamente. Y cada hora, cada momento es una escalera, como un puente para esperar lo que vendrá. Las sensaciones están por toda la casa, encerradas, a punto de estallar y romper alguna ventana. Yo las miro y las voy mezclando entre estas ganas de avanzar y esta ansiedad que me tropieza. Los días que se van, son como agua en un colador, inevitablemente escurridisos y vacíos. Algo me dice que yo debería aprovecharlos. Algo así como vivir los restos de esta vida que me queda. Pero hay muy pocas cosas que me animen, que me sacudan y despierte. Todo se está desarmando, un rompecabezas que perdió las aristas para encajar y no hay forma: ya no puedo ser quién era, no hay forma de juntar todas las partes de lo que yo era. Algo va a venir por mi: quisiera que sea el impulso que me eleve. Que no sea esta oscuridad que me encierra debajo de las sábanas.
Escribirá para mi?
Termino el libro,
Si yo fuera
Todo silencio, los días están pasando lentos y hermosos y aún así voy contando las horas que me faltan para estar entre tus dedos. Miro la luna y pienso que es la misma que te ilumina...y eso me alcanza.
Cuántas cosas que me faltan por escribirte... todavía estoy a salvo.
Todavía no tenés idea de lo que te quiere este corazón.
Cuántos pensamientos dando vueltas y vos sos mi favorito, cada cosa que hacés, cada gesto es una chispa que me despierta.
Puedo ser todas las cosas que sea y aún así vas a estar ahí (eso es mucho más de lo que podría pedir).
Ojalá no te olvides de todo esto, del vértigo, de las madrugadas en silencio por las calles, de las tardes de esperarme. Decime que no vas a dar el revés de tu sonrisa, que puedo bajar las defensas y hasta perder con encanto.
Creo que estuvo bien dejarte entrar, que no soy una revista en la sala de espera, que no hace falta cruzar los dedos.
Cierro los ojos, los caminos son los mismos, todos me llevan a tu recuerdo.
Qué andarás haciendo ahora? Tu música en un rincón y el humo que te mira mientras sube a la ventana.
Como los anillos de un árbol, cada día tiene una huella tuya, una escena diferente dónde correr para quedarme y contemplarnos. Me gusta lo que soy cuando te sigo los pasos: una funambulista perfecta.
No podría lastimarte nunca. De eso tenés miedo? De que tenés miedo? Cuando todos se van, cuando tus actitudes se quedan solas. Todavía crees en vos? O hay un agujero en esa armadura? Me gustaría atravesar ese puente. Un enigma tuyo sin ventanas. Supongo que el dolor nos deja más expuestos, más pendientes de otros ojos, de las palabras que no existen, de la soledad cuando duele. No entiendo por qué escribo alrededor de algo que no sé explicar, que no conozco. Que sólo intuyo en tus silencios y en tu mirada. Cuando me voy, realmente pienso que podría cuidarte. Y ese sentimiento atraviesa la lógica de esta vida. A veces te miro y sos tan frágil, con tus mañas a cuestas, con tus esperas sin horas. A veces tan cruel, siempre tan dulce.
Y siempre quiero quererte, siempre voy a quererte.Aunque esto se bifurque, aunque esto se apague y nos aleje, a través de las calles y del olvido, cuando te quedes solo. Yo te voy a nombrar. Aunque un día diga que no, aunque ya no me busques y yo no te siga. Aunque tu boca aprenda otro juego. Y mis huellas se borren.