Domingos

15:24

Se va otro día que no tiene ni principio no fin. Cómo todos los días que pasan últimamente. Y cada hora, cada momento es una escalera, como un puente para esperar lo que vendrá. Las sensaciones están por toda la casa, encerradas, a punto de estallar y romper alguna ventana.  Yo las miro y las voy mezclando entre estas ganas de avanzar y esta ansiedad que me tropieza. Los días que se van, son como agua en un colador, inevitablemente escurridisos y vacíos. Algo me dice que yo debería aprovecharlos. Algo así como vivir los restos de esta vida que me queda. Pero hay muy pocas cosas que me animen, que me sacudan y despierte. Todo se está desarmando, un rompecabezas que perdió las aristas para encajar y no hay forma: ya no puedo ser quién era, no hay forma de juntar todas las partes de lo que yo era. Algo va a venir por mi: quisiera que sea el impulso que me eleve. Que no sea esta oscuridad que me encierra debajo de las sábanas.

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