Tiene una delicadeza en cada gesto, cada palabra se limita a ser verdad y nada más. Cerca de mí se hace frágil y aunque esté dentro mío, yo tengo el poder. Mira más allá de mis ojos y vé las cosas enterradas que no quiero alumbrar. Vestigios de caos que no quieren ser analizados, se inmolan, se esparcen, cada madrugada con el humo...
En una calle cualquiera, no importa el lugar. Se van todas mis ilusiones. Una a una. Bajando el empedrado. Las hojas del otoño todavía brillan y yo pienso que hay que quebrar cada ilusión para no mancharse y rodar por ahí destrozada, como un rompecabezas. Pedazos de partes que se pierden entre el viento y el humo. Toda la oscuridad que venía a...