Grito

12:38


En una calle cualquiera, no importa el lugar.
Se van todas mis ilusiones. Una a una. Bajando el empedrado.
Las hojas del otoño todavía brillan y yo pienso que hay que quebrar cada ilusión para no mancharse y rodar por ahí destrozada, como un rompecabezas.
Pedazos de partes que  se pierden entre el viento y el humo.
Toda la oscuridad que venía a buscarme, que se esconde en las puertas viejas, de casas abandonadas en medio del campo, toda la oscuridad de los silencios que duelen, que sólo sirven para frustrarte las ganas, toda la oscuridad que me persigue cuando me quedo sola en mi cama y por más que junte todas las sábanas este vacío es enorme, toda esa oscuridad, está justo detrás de esta silla. Por más que acelere las teclas, la angustia se expande.
Si vuelvo sobre mis pasos, si esquivo los errores, si miro a los ojos más tiempo del necesario, podré rearmarme? podré por fin ser fuerte y dejar a un lado todas esas escenas que no existen, que sólo son un deja vu fracasado?
Si te digo todo lo que siento, vas a seguir permaneciendo? O vas a irte a buscar el rostro de mí ,que habías conquistado hace un tiempo. Alguna clase de yo, que te mira desde este lado de la almohada y hace de cuenta que la burbuja no encalla.
En un rincón cualquiera, debajo de todas estas luces, de todas las  risas de la gente que me aburre, se va toda mi paciencia. Y por más que quiera atravesarme y esquivarme a mi misma, sigo siendo yo. La piel no me deja escapar.

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