De la gente y de cómo afectan sus acciones en todo lo que hacés.
Lo que uno necesita nunca es lo que recibe.
Hablo de tus miedos, de mis miedos, de esos pensamientos que te ensucian el día y te dejan sin ideas.
De las cosas que te afectan, de lo que ellos te digan, de cómo ellos te vean.
Las relaciones humanas son difíciles, crueles, cobardes.
Cobardes porque nunca se puede ser franca sin romper totalmente algo,
porque no puedo manejar lo que siento y no me animo a explotar.
Yo sé lo que hay dentro mío y eso me hace cobarde.
Porque no quiero lastimar a nadie, pero sé que te voy a alejar,
sé que cuando explote no hay pridinol, no hay paredes, no hay abrazos
que me puedan contener.
No hay forma de evitar el dolor, no hay forma de hacerme cada vez menos autista.
No hay forma de evitar el peligro de sentir.
Por más que trates con todas tus fuerzas, nunca les alcanza.
No somos lo que los otros quieren.
No sé cúal es el plan.
No sé jugar este ajedrez.
Prefiero quedarme en silencio y no escuchar.
Ausentarme de todo, no responder a las voces que hay en mi cabeza.
Que nunca ayudan.
Que nunca tienen un buen consejo que seguir.