Difiero

7:56


“Y sobre todo que nadie te amarre con sus pensamientos”

De eso se trata, por ahí empieza el amor, del hecho de atarse a alguien, de destinarse.
Hablo de no perder la identidad, dejarse sentir pero no dejarse censurar a lo que cada uno es en esencia. Es tan fácil empezar a ser lo que el otro quiere que seamos y olvidarnos de lo que somos, para no sentirnos solos, para sentirnos amados.
No tiene que haber conciliaciones de ningún tipo.
Se debe renegar de lo que significa socialmente amar a otra persona y empezar a desprenderse de estructuras.
El hecho de querer poseer a alguien es un acto meramente egoísta, porque deja de lado todo para satisfacer mis propios deseos.
Esa persona empieza a ser un objeto, amado, pero objeto al fin.
Todo está pautado, todo está estructurado, todo lo que sentimos tiene un nombre, todo lo que hacemostiene un verbo.
Es difícil tratar de vivir esquivando doctrinas.
Todo se trata de rutinas asfixiantes, dónde nos replanteamos todo el tiempo aquello que sentimos para que encuadre en la moral que nosotros mismos construimos.
Hacemos de algo que es efímero y tan fuerte como el amor, una especie de religión, un pacto invisible, un pensamiento eterno.
No estamos atados a nada, pero nos quedamos quietos, porque así tiene que ser.
Somos trozos de loto en el aire, sin darnos cuenta que podemos ser hermosos siempre.
Que no hace falta que alguien nos lo cuente para poder saberlo.
Somos estructuras temporales, buscando un sostén.
Olvidando que estamos solos, todo el tiempo.

You Might Also Like

0 comentarios