No quiero nada. Ni el dolor discreto, ni las lámparas de noche viéndome escapar. No quiero tus colores, ni tus sombras ni tu gris de siempre. No quiero el sol, ni las hojas de otoño. No quiero tus lamentos, ni tus premios. No quiero tus canciones, ni tus dudas. No quiero nada. No quiero excusas ni esperanzas no vas a borrar la lógica...
Los caminos perdidos que se encuentran. Los atardeceres pariendo noctilucas. Un vino y un silencio esperando tu sentir. Y la tierra quebrándose, meciéndote bajo tus pies. La tierra que está ajena a tu penumbra, que sigue sin esperar a que quemes tus fantasmas. Hoy y ahora sos vos: progresiva luz que serpentea ilusiones, a veces de ojos cerrados, a veces una corriente intensa...