Estás tan oscuro como una noche de cementerio.

Tu corazón cruje y lo siento tan vacío.

Una mirada en picada, encerrada en la angustia.

Y yo que soy buena voyeur te observo invisible.

Eso ya no es luz, esa es una bengala que implora rescate.

Supongo que es una perdida de tiempo esperar

que todo lo que escribo sirva para hacerte sentir mejor.

Hay renacuajos en tu sombra, en tus pasos ya no hay incienso.

Y vos que sos tan práctico tratas de convertir tu rabia en algo peor.

Te queda mal lo vulgar, tengo un par de secretos que podrían

quedarte mejor y hacer todo más liviano, más llevadero, olvidarte de las piedras.

Sacarte esa violencia, volverte mágico de nuevo,

tan impropio, tan inteligente, tan dulce…

Pero estos son los días que podrías caer más profundamente

y explotar, clavandome los vidrios sin darte cuenta.

Voy a esperar (como siempre), que todo pase.

Si al final nadie  puede robarte tu esencia.