Cerca de mí se hace frágil y aunque esté dentro mío, yo tengo el poder.
Mira más allá de mis ojos y vé las cosas enterradas que no quiero alumbrar.
Vestigios de caos que no quieren ser analizados, se inmolan, se esparcen, cada madrugada con el humo y la música que gira alrededor de nosotros.
Conservo un hueco en la cama que lo recuerda, adónde voy cuando vuelve el vacío.
Restos de vidas que se aferran a mis zapatos, que no me dejan apaciguar, él las acaricia y les habla.
Y todos mis tiempos: los que fueron y los que son llegan a una tregua.
Guarda un corazón que es ajeno a su armadura, que me nombra y me sigue, mientras él se aleja.
Emociones y emociones que no tienen fín.
Y el tiempo... el tiempo está después.
Él trae claridad, me enfrenta al precipicio mientras me sostiene con sus manos, trae magia, trae silencios que no duelen, trae paz. Por fín paz.