Volver al barrio
buscando quién eras.
Pasar por la misma callecita
con el corazón por explotarte.
Volver al barrio
como aferrándote
a la imagen de los pibes riéndose,
a ella mirándote desde abajo,
al cajón en tu pieza.
Lo que vos eras, ya no existe acá.
Pero incluso cuando decidas
no volver nunca más,
todos vamos a amar
tus momentos de felicidad.