Mi lado patético es más perverso que mi lado cordial.
Mi lado patético se deja ver cuando escribo.


Mi lado cordial es siempre sociable, una euforia cotidiana, una felicidad infantil y absurda.
Una sonrisa impulsiva que no sabe de lógicas, que no piensa.




Mi yo bipolar ...

Yo siento que siempre voy a amarte.
Imposible no saberte cuando recién llego y leo el mapa de tus cejas.
Te voy a amar, como cuando se sabe de memoria una melodía,
a través de los años,conociendo nuestras ilusiones.
Quemando nuestros miedos.
Soplando las nubes.
Creciendo como música en sol mayor.
Silencios compartidos.
Una huella tras otras formando el camino.
Tus brazos tienen la medida justa para protegerme.
Tus palabras, tan dulces, tan justas, siempre acariciándome.
Siempre te voy a amar.
Vos sos dónde yo pertenezco.
Sos mi hogar, unas hojas secas donde jugar sin temor de hacer ruido.
Una pausa en la locura.
Un desatino al sentido común para reírnos y celebrarlo.
Y amás todas mis locuras sólo porque me hacen brillar.
Y escribir.
Y nunca preguntás la inspiración, pero siempre me agregás una metáfora a los versos.
Te dejé mirar todos mis secretos y te quedaste callado sólo para escucharme.
Puedo ser ola y puedo ser mar.
Y siempre vas a estar dentro de mí.

Desperdicio de palabras, vomitadas en hojas furtivas.
Un diván impúdico que me vé agitarme y contornearme.
El disfraz de oveja me cansa y el lobo está sediento y saliendo.
Corrí luces, anduve calles desiertas y todo en vano.
El minuto es una excusa.
Todo es una excusa ¿hace falta hacerte un dibujo?
Sueño en metáfora, concibo recuerdos a mitad de la noche.
Vivo en utopía, guardando pudores que se congelan y derriten.
Pero nunca siento real.
Los rincones más inocentes se tornan morbosos
cuando dejo escapar mi ficción:
la piel se me eriza, la sangre acelera,
mi lengua duerme en sábanas prohibidas.
Una visión perfecta, una oscuridad adecuada,
un vino exquisito.
Pruebo la indolencia, a ver si se atreve a
tirar abajo esta muralla de sentidos.
Inquieta en mi propia sombra,
salgo y no encuentro mi soberbia,
ni orgullo, ni piedad.
Transformada en luciérnaga de ojos fríos,
mirada muda, taciturna y perdida.
Siglos y gestos y horas para dejar de amarte.

Sos espanto, una herida que sulfura,
un racimo de maldiciones, una impronta desatinada.
Un humor extraño y errado.
Un puñado de luz exquisita.
No te puedo encerrar dentro de mi mente,
porque cada sonrisa que miro tiene tu arruga.
Sos un error presumido,
una soberbia altiva jugando a ser humilde.
Una calle mojada, dónde andar con cuidado, despacio, en silencio,
para que no te des cuenta, para que no te escapes.
Sos unos minutos al sol,
(el calor inevitablemente va a quemarme).
Sos un desatino del sentido común,
una locura que camina en las paredes
y se ríe de su previsible suerte.
¿No te molesta andar así por el aire?
¿No tenés miedo del vértigo mientras caés?
Estoy mirándote más especial que los demás,
y nunca supiste separarme de los demás.
Nunca entendiste la inspiración.
Pero tengo tendida mi red, para cuando
ya no te queden más acrobacias.
Efímero, imbécilmente mágico.
Y no es el hecho que me hagas reír con tus desatinos,
no es el hecho de que seas tan incorrecto,
ni tampoco sentirte vulnerable bajo el armazón.
Es todo junto.

Todos quieren una sonrisa para pisar.
Todos quieren una locura para curar.
Unos pocas cicatrices mal cerradas bastan para saber
donde clavar el puñal.
Tu cuerpo sin piel para ver a través de la vidriera.
La soledad no es algo que se pueda negociar.
Tacos altos para mirarte desde arriba,
y no puedas sentir mi aliento.
No alcanza el tiempo para mostrarte
que tu error es lo que sos.
Cuanto días me vas a hacer perder,
hasta que te dés cuenta de todo lo que no vas a ser?
No importa cuanto quieras brillar
estás sumido a la fuerza de nuestra energía.
Podés correr todo lo que quieras,
las paredes siempre van a estar sobre vos.
Vas a frustrarte, llorar, angustiarte y siempre
vamos a estar ahí para poder esperar más dolor.
Y cuando nos hayamos cansado del espectáculo,
vamos a juntar ahujas por el suelo para adivinar
quién tiene más fuerza para clavarlas en las pupilas del otro.