Blasfemia felicidad, como una adicción olvidada a las angustias.
Apretados los labios, un envión y volar.
La emoción sin esperar, sin hilos.
Libre. Al aire.
La fragilidad se va, se va.
Estoy a mares de los días de atrás, de la escafandra empantanada.
Hay un éxtasis de sentires, cerquita de mí, cada vez más fuerte.
Más grande.
Luz que empieza a brillar y no se apaga.
Un retrato perpetuo sin manchas, totalmente ajeno al temblor.
Las penas sólo golpean en la puerta de al lado.
Soy invisible o soy muy fuerte.
O quizás mejor.